Fuente:
Kevin Harrington-Shelton | 2012-09-30
"Quienes no pueden recordar el pasado están
condenados a repetirlo."
El
pasado 25 de setiembre la Comisión Nacional para la Conmemoración del V
Centenario del Descubrimiento del Océano Pacífico recordando dicho avistamiento
por Vasco Núñez de Balboa. Publicó una separata de 15 páginas con un calendario
de actividades propuestas, así como 30 fotos, de las cuales la Primera Dama –en
su advocación de presidenta de la Comisión-- sólo apareció en 13. Pero no se
mencionó una obligación contraída durante el “Congreso Histórico-Geográfico” en
Sevilla, que en 1914 conmemoraba los 400 años.
El
programa radial del Dr. Miguel Antonio Bernal –“el programa más grabado en
la Presidencia de la República”-- lo viene comentando durante casi 2 años.
Incluyendo la extraordinaria rendición de cuentas –una especie en extinción--
del Informe sobre dicho Congreso, al que asistió como Delegado nuestro cónsul
general en Madrid (Lotería Nº 68 de Julio 1961). Cualquiera que lo consulte (http://bdigital.binal.ac.pa/loteria/index.php
) se asombrará con la profundidad de los trabajos académicos realizados, y con
los pocos reales que había para ello. Porque entonces, en vez de politiquear,
se enriqueció nuestro conocimiento sobre el pasado.
“Para
muestra, un botón.” El geógrafo don Vicente Vera presentó un tema de actualidad
hoy: “Cambios de clima demostrados en alguna regiones de América desde
las épocas del Descubrimiento hasta nuestros días” (en 1914...). El
presbítero Manuel Ortega Serrano disertó sobre “El Patronato de la Virgen
de la Antigua en los descubrimientos de los españoles en el Nuevo Mundo”.
Y “Traza de las costas descubiertas de 1502 a 1519, desde Nombre de Dios
hasta la Florida”, por don Francisco del Pozo y Troncoso. El
autor panameño de este Informe, Juan B. Sosa Jované --hermano del “Contralor de
Hierro” Martín Sosa-- entregó su propio trabajo historiográfico sobre “Un
precursor del Canal de Panamá”, atribuyendo a Cristóbal Colón el
descubrimiento del delta del río Chagres.
Nuestro
cónsul consignó además que “respecto de la República de Panamá, se expuso la
idea de que en la cumbre que designe la tradición como ser aquella desde
la cual Vasco Núñez de Balboa vio el buscado Mar del Sur, se eleve un sencillo
pedestal en una de cuyas piedras se grabe la siguiente inscripción: “Desde
este punto contempló, asombrado, al llamado Mar del Sur u Océano Pacífico, por
primera vez un europeo. Fue este el español Vasco Núñez de Balboa.”
No
se ha anunciado esta colocación. Por lo visto esperará otros cien años…
(*)
El autor ejerce como Traductor Público
To: abdielarleyrodriguez@hotmail.
Subject: Colonialidad e identidad nacional / Abdiel Rodríguez
Date: Thu, 4 Apr 2013 22:52:56 -0500
03-04-2013
Panamá,
Colonialidad e identidad nacional
Es
imperativo hacer una aproximación crítica sobre el papel (ruta de tránsito
marítimo mundial) de la angosta franja del Istmo (Panamá) desde la
colonia, en la formación del sistema-mundo capitalista a partir del
descubrimiento de América donde se abren pasos al comercio mundial. Así,
podemos decir que con la puesta en práctica de la ruta interoceánica por el
Istmo de Panamá descubierta (para los cristianos y europeos) por Balboa
el domingo 25 de septiembre de 1513 se inicia el proyecto de la (la primera)
modernidad, cuyo desarrollo debe ser entendido en ondas complejas de larga
duración. En la actualidad, al considerar cuál es el aporte real del Canal de
Panamá a los panameños, veo que es más fácil identificar lo que la vía
interoceánica aporta a la economía nacional y mundial. Por contraste, no
resulta sencillo vincular ese aporte al ciudadano panameño. Por lo mismo, cabe
preguntarse, ¿cómo se puede capitalizar después de quinientos años los recursos
que brinda el Canal de Panamá?, Si lo comparamos en la colonia, todos los
beneficios del descubrimiento y sus expediciones eran para la corona española.
¿Ha cambiado algo? ¿Quién se beneficia ahora?
De esta madeja de contradicciones emerge además la necesidad de preguntarnos quién es el panameño y cuál es la unidad de lo panameño como raíz de una identidad colectiva. Al respecto, por ejemplo, es necesario encontrar una respuesta que integre los diversos aportes de otras culturas a la cultura nacional, desde las comunidades española y china, hasta las de otros grupos europeos, asiáticos y americanos que también han venido a converger en el Istmo (crisol de razas y puente del mundo). A primera vista, esto estaría en contradicción con la unidad en la identidad, ante la presencia de tantos elementos exógenos que determinan, dificultan y transforman la identidad. Así, aun cuando una máxima dialéctica señala que hay diversidad en la unidad, seguimos tejiendo en esa urdimbre.
De esta madeja de contradicciones emerge además la necesidad de preguntarnos quién es el panameño y cuál es la unidad de lo panameño como raíz de una identidad colectiva. Al respecto, por ejemplo, es necesario encontrar una respuesta que integre los diversos aportes de otras culturas a la cultura nacional, desde las comunidades española y china, hasta las de otros grupos europeos, asiáticos y americanos que también han venido a converger en el Istmo (crisol de razas y puente del mundo). A primera vista, esto estaría en contradicción con la unidad en la identidad, ante la presencia de tantos elementos exógenos que determinan, dificultan y transforman la identidad. Así, aun cuando una máxima dialéctica señala que hay diversidad en la unidad, seguimos tejiendo en esa urdimbre.
Cuando hablamos de unidad -y más desde la colonia- cabe aclarar que en el punto de origen se encuentra en la unidad territorial originaria, organizada -como diría Engels– a partir de “uniones gentilicias”, divididas en aldeas y hogares familiares, unidas por lazos de parentesco que se verían alterados por la llegada del español (el dominador). Así, cuando el español llega al Istmo, procura alcanzar acuerdos que le garanticen acceso a espacios geográficos, para luego traicionarlos. Al respecto, como señaló el sociólogo panameño Raúl Leis, “la identidad está ligada a la capacidad de decisión sobre la sociedad, los recursos humanos y materiales, sobre lo que hemos sido, somos y queremos ser”.
Tal fue lo que en efecto ocurrió, en un proceso enriquecido por algunos caciques que tomaron la decisión de ser libres y luchar por su territorio, como Urraca y Cémaco, que resistieron a la ocupación española del Istmo. Desde entonces, los movimientos de liberaciones territoriales son pendulares en la construcción al menos ideal de la identidad nacional-colectiva. Así, el hecho de no ver con claridad la unidad en la Identidad se agrava más por la ignorancia sobre las particularidades de nuestros propios procesos históricos. Conocerlos más y mejor ayudará a desandar caminos apasionados y errados que solemos frecuentar, y encontrar en cambio los que nos acerquen a culminar nuestro proceso de formación nacional.
Abdiel Rodríguez es Profesor de Filosofía e Investigador
del Grupo Filosofía y Sociedad. Director de la Revista Filosofía y Sociedad
(Revista panameña de filosofía).
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del
autor mediante una licencia de Creative Commons,
respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
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